viernes, 7 de mayo de 2010

Masonería en México - ayer, hoy y mañana


La masonería llega al México colonial en la segunda mitad del siglo XVIII de la mano de emigrantes franceses asentados en la capital, quienes serán acusados y condenados por la Inquisición local. De igual modo, aún sin sustento documental, es muy probable que existiesen logias itinerantes en el seno del ejército realista español destacado en la Nueva España. A su vez, es muy posible que en el movimiento criollo primero autonomista y posteriormente independentista, existieran masones, vinculados a la Orden a través de las ideas ilustradas de finales del siglo XVIII. Sin embargo, historiadores masones y no masones de la talla de León Zeldis Mendel y José Antonio Ferrer Benimeli, han apuntado reiteradamente que la masonería latinoamericana ha construido su propia mitología, alejándose de la cientificidad que tal empresa requiere. La confusión entre Sociedades patrióticas latinoamericanas y logias masónicas es tentadora, ya que a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX, la estructura operativa de ambas es muy parecida, tal como lo apunta la historiadora Virginia Guedea.
José María Mateos, prominente político liberal, es quien afirma en el año de 1884, la pertenencia a la masonería de ilustres autonomistas e independentistas como Miguel Hidalgo, José María Morelos y Pavón e Ignacio Allende. Según Mateos, quienes pronto echarían a andar el movimiento que desembocaría en la independencia de México, fueron iniciados en la calle de Las Ratas Nº4 (hoy Bolívar Nº73), en la logia que allí funcionaba, "Arquitectura moral". Lo cierto es que nunca se ha podido probar documentalmente siquiera la existencia de dicha logia. De igual modo, no está probado que importantes líderes independentistas como el mencionado Miguel Hidalgo y José María Morelos fuesen masones. Por el contrario, sin ser definitivas, las débiles pruebas documentales existentes apuntan a que posiblemente el primer gobernante del México independiente, el emperador Agustín de Iturbide, así como el fraile dominico fray Servando Teresa de Mier sí fuesen masones. En los juicios que la Inquisición emprendió contra los autonomistas e independentistas, el cargo de pertenencia a la masonería era común, ya que garantizaba la imposibilidad de probar la inocencia del acusado, dado el carácter clandestino de la Orden. Así, los archivos de la Inquisición no hacen si no aumentar la incertidumbre sobre el tema.
A partir de la independencia en el año de 1821, buena parte de los gobernantes de México, hasta 1982, presumiblemente pertenecieron a la masonería. Apenas se produjo la independencia política, las pocas logias existentes salieron a la luz, multiplicándose rápidamente. Con la llegada oficial del agente y ministro plenipotenciario estadounidense Joel R. Poinsett, la naciente masonería mexicana se divide en dos corrientes políticas nunca definidas del todo. Poinsett promueve la creación de logias del Rito York, proclives a los intereses estadounidenses. Frente a la materialización de la doctrina intervencionista del Destino manifiesto estadounidense, se oponen los masones más conservadores, reunidos en la incipiente Logia Escocesa del entonces joven Rito Escocés Antiguo y Aceptado, encabezada por el médico barcelonés del último virrey, Manuel Codorniu Ferreras, a través de su periódico "El Sol". Así, alrededor de las logias yorkinas se reunirán los masones cercanos al liberalismo estadounidense, al tiempo que quienes posteriormente serán nombrados "conservadores", permanecerán cercanos a las logias escocesas herederas del liberalismo español. Al poco tiempo, los masones que no veían con total simpatía ninguna de las alternativas existentes, optaron por una tercera vía consistente en la fundación, en el año de 1825, de un rito de corte nacionalista que fue el Rito Nacional Mexicano, cuyos integrantes pretendían la creación de un modelo político y de gobierno propio de México.
Cabe advertir que esta definición político-ritualística ha sido muy poco estudiada. Las últimas investigaciones apuntan a una etiqueta político masónica ambigua, dado que la existencia formal de partidos políticos, así como la propia consolidación de las instituciones masónicas, no se materializarían en México si no hasta avanzado el siglo XIX.
Al llegar al país el emperador Maximiliano I de México en 1864, una comisión del Grado 33°, y miembros del Supremo Consejo del Rito Escocés Antiguo y Aceptado se entrevistaron con él, a fin de ofrecerle el título de Soberano Gran Comendador del Supremo Consejo y Gran Maestro de la Orden. El monarca acogió benévolamente la comisión pero declinó los cargos, no obstante consintió en que se le proclamara Gran Patrono o Protector de la Orden, títulos que de ninguna manera implicaban pertenencia a la masonería. En cambio, nombró a dos caballeros de su corte, poseedores de toda su confianza, para que le representaran en los Altos Cuerpos. Estos caballeros fueron iniciados y elevados al Grado 33° con extrema rapidez por el Supremo Consejo. Durante la ocupación militar francesa que sostuvo a Maximiliano I en el trono, arribaron a México diversas logias militares francesas dependientes del Gran Oriente de Francia, mismas que se disolvieron al tornar las tropas a su patria. Es muy probable que estas logias itinerantes trabajasen en el Rito Francés, pero dada su condición de tropas invasoras finalmente derrotadas, no dejaron huella ritualística alguna. En el museo masónico del Gran Oriente de Francia se conserva el estandarte de una de estas logias. El Emperador Maximiliano, junto con los generales Miguel Miramón y Tomás Mejía fueron juzgados por el delito de Traición a la Patria y condenados a morir fusilados, sentencia que se cumplió el 19 de junio de 1867 sin que mediara orden en contra del presidente Benito Juárez, a pesar de las múltiples peticiones de clemencia emitidas por diversas personalidades políticas, intelectuales y artísticas, tanto de Europa como de América.
La pertenencia a la masonería de Maximiliano I nunca ha sido probada, aunque a partir de la hipótesis de su pertenencia a la Orden se desarrolla la curiosa leyenda de Justo Armas. Por el contrario, a pesar del talente profundamente liberal de los gobiernos de Maximiliano, tanto como virrey en el reino Lombardo-Véneto, o como emperador en México, los miembros de la familia Habsburgo en la línea sucesoria de la corona austriaca no podían ser masones de ninguna manera. Esto era así ya que la utilización del distintivo de "emperador" de la corona austriaca requería la expresa aprobación del Papa romano. Maximiliano sólo renunció a la línea sucesoria austriaca en el momento de aceptar la corona de México. Este hecho de capital importancia política, no niega que los emperadores austriacos de reconocida tradición liberal, no fuesen protectores discretos de la masonería, sin ser ellos mismos masones. Otro dato importante contradice su pertenencia a la Orden; cuando estuvo preso en la ciudad de Querétaro pendiente del juicio sumario, fue visitado por el general republicano de origen alemán, Carlos von Gagern, quien en repetidas ocasiones se identificó como masón según los usos y costumbres de la Orden. Von Gagern afirma que a pesar de ello, en ningún momento Maximiliano le dio indicios de pertenecer a la masonería.

Este articulo fue tomado de el blog de la agencia de prensa masonica de México, el cual puedes visitar, siguiendo el link que se encuentra en la parte baja de el blog de este taller.

miércoles, 5 de mayo de 2010

José Fernando Ramírez (1804-1871)


Uno de los historiadores y abogados mexicanos más destacados del siglo XIX. Nació en Hidalgo del Parral, el 5 de mayo de 1804. Realizó sus primeros estudios en la ciudad de Durango, pero poco después se radicó en la capital del estado de Chihuahua, donde pronto inició una larga y variada carrera política, cultural y jurídica.

En esta ciudad, fundó la logia masónica “Apoteosis de Hidalgo No. 54”, de la que fue Venerable Maestro. Luego, impulsó la creación de una asociación que rendía culto al Padre de la Patria. En 1828 fue nombrado Ministro Fiscal del Supremo Tribunal de Justicia y, un año después, defendió a Vicente Guerrero cuando éste demandaba el derecho a ser Presidente de la República. Por este motivo, fue desterrado de Chihuahua por el gobernador Arce, en 1930.

Poco después fue electo por primera vez Diputado Federal; En 1845 fue Senador; luego, rector del Colegio de Abogados de la Ciudad de México; presidente de la Academia de Ciencias y Literatura y Ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Su legado como arqueólogo es invaluable: trabajó con el ilustre antropólogo Alfredo Chavero, con quien descifró la Piedra del Sol (“Calendario Azteca”) y un códice precolombino que hoy lleva su nombre: El Códice Ramírez.

Su actuación política, sin embargo, no estuvo exenta de polémica, pues aceptó ser Ministro de Relaciones Exteriores del emperador Maximiliano de Habsburgo y, en ese cargo, firmó el 3 de octubre de 1865 una ley que condenaba a muerte a los republicanos que se oponían al Imperio. En 1866, poco antes del triunfo de la República, se separó del gabinete y se fue a vivir a Europa. Murió en Bonn, Alemania, en 1871.

Por desgracia, su invaluable acervo de libros, archivos históricos y documentos arqueológicos, fueron malbaratados y, posteriormente, fueron a dar a la Universidad de Berkley, California.

Tomado de ieechihuahua.

Gracias


El día de ayer este respetable taller tubo a bien llevar acabo la entrega del obsequio de una hora de el mariachi monarca, arrojando como beneficiario a el Ing. Sergio Prieto Gamboa; el cual fue notificado de inmediato y se mostró emocionado, nos hizo ver la solidaridad que siente hacia este tipo de actividades por lo que le damos las gracias y le felicitamos por su obsequio.

El V.´.M.´. y este taller en general quiere hacer un reconocimiento, a todas las personas que en la medida de sus posibilidades, pudo contribuir de una manera desinteresada a la realización de esta primera de una serie de actividades, que tiene como principales objetivos mejorar las condiciones de vida de toda la población, ayudar a el desarrollo de niños y jóvenes de escasos recursos con ganas de salir adelante; así como alimentar esa parte de nosotros que solo mediante buenas acciones podemos satisfacer.Por un México educado y libre, tenemos mucho trabajo que hacer.

¨Por la ignorancia se desciende a la servidumbre, por la educación se asciende a la libertad¨

F.´.M.´.U.´. S.´.F.´.U.´.